BIOGRAFÍA
LA INFANCIA. LOS COMIENZOS ARTÍSTICOS
Francisco Hipólito Asorey González nace en Cambados ( Pontevedra) el 4 de marzo de 1889, en una casa ( todavía hoy conservada) de la plaza del Sol, hoy Plaza Asorei. Es el octavo y último hijo del matrimonio formado por Antonio Asorey Rey y Elisa González, que como tantos otros gallegos habían emigrado a Buenos Aires, donde amasaron considerable fortuna, y vuelven a la Tierra en 1876. D. Antonio es coruñés, pero de familia lainense, y dña. Elisa, de Cambados. Se produce asi la simbiosis campo-mar y el ámbito geográfico en el que el pequeño Paco pasa su infancia. Doña Elisa muere joven, siendo los niños aín pequeños, y don Antonio contrae nupcias con la criada de la casa, a la que los niños querían con locura, siendo correspondidos plenamente; de este matrimonio nacen tres hijos más. En tan amplia familia sólo Paquiño es el que muestra inquietudes artísticas; ninguno de sus hermanos ni los progenitores comparte este gusto por el arte, más bien todo lo contrario, pues pronto nuestro pequeño artista empieza a faltar al colegio y dejar al lado sus obligaciones en el estudio para parar su tiempo tallando maderas con los pocos útiles que tenía a mano. El mismo lo contará más tarde: " Fue una cosa instintiva. En vez de ir a la escuela me iba al campo y me pasaba las horas haciendo santos con una pequeña navaja. ¿ Nació entonces en mí la preocupación religiosa?No sé, lo cierto es que empecé a tallar Cristos y San Benitos". Decir a modo de apunte que la iglesia de Cambados está consagrada a San Benito.
Está claro que Paco era un artista ya de pequeño y así lo entendían sus paisanos, que le llamaban para la restauración de madera o de pintura, campo en el que también se defendía con creces. Su fama crece en el pueblo hasta el punto de que se decide que sea él el pintor de los cabezudos, encargo que acoge con enorme alegría. Lo malo es que no domina aún la técnica de preparar la pintura al óleo; es tanto el aceite de cocina que usa que la pintura se diluye creando grandes manchones y haciendo imposible la salida de la atracción festiva.
Para esta empresa sobra decir que el aceite empleado fue el de la cocina de su casa; este hecho, unido a las continuas faltas a clase, enfurece a sus padres, que para disuadir al chaval, tiran todos sus útiles al pozo de la casa. Esto no hace más que conseguir que Paquiño ponga en peligro su vida pues, con gran enfado y pena, baja al pozo a recuperar sus herramientas sin pensar en el riego que esto conlleva.
Ante todo esto y viendo que realmente Paquiño está tocado por la musa, pues siendo autodidacta logra ya un grado de perfección notable, don Antonio decide que el futuro de su hijo está escrito. Así, a los 14 años, Paco se va a estudiar al Colegio de los Salesianos de Sarriá, en Barcelona. Parte del puerto de Vigo y hace la travesía en barco; su espíritu creativo le lleva a seguir creando con los materiales más insospechados, de hecho, con el barro que extrae pacientemente del ancla modela una cabeza que por azar ve el capitán, quedando tan impresionado que desde ese día sienta a Paco a su mesa para las comidas. Aquí se produce su primer impacto artístico; por el entorno galaico en el que vivió su infancia se formó un tipo racial característico; más que de celtismo hablamos de unos personaje de marcados rasgos característicos y constantes: pelo rubio, ojos azules, mejillas sonrosadas y vida de aldea, costumbrista. Son tipos que más que al gallego nos recuerdan al holandés, rompiéndose esa idea de estereotipo celta ( Es algo que se puede ver en la pintura de Alvarez de Sotomayor , por ejemplo).
La llegada a Barcelona es un abrir los ojos para él, que nunca ha salido de su tierra natal. Se encuentra con una sociedad en progreso de comerciantes burgueses entre quienes, lejos de estar mal visto usar la lengua materna, es algo normal. Es una sociedad que usa el mar como entrada y salida de riqueza, nada que ver con el mar de su tierra que viste a las mujeres perpetuamente de negro y supone un mirar al horizonte con esperanza, pero también con miedo .La pena que ello le produce, unido a la pobreza de la tierra y al que los miembros de su familia se disgreguen hace que las visitas a su Cambados natal se reduzcan a lo largo de su vida, es un escapar y de alguna manera negarse a ver.
En Sarriá se hace cargo de su aprendizaje el escultor Parellada, al que asombra por sus rápidos progresos y su actividad escultórica incansable. La estancia en el colegio le sirve para aprender, estudiar y asimilar la historia del arte, desde la prehistoria,( con su marcado culto a la figura femenina, a la diosa, la maternidad, la tierra), pasando por el mundo clásico, los arquetipos, los canones de belleza y proporciones, el Medievo, el Renacimiento, el Barroco... en fin, todos los estilos artísticos al tiempo que descubre los tratados artísticos de todo tipo; en este aspecto señalar su marcado interés por la iconografía, presente sobre todo en sus obras monumentales ( cuajadas de elementos simbólicos extraidos tanto de la iconografía medieval como del tratado de Ripa). A la par que ve lo que hay dentro de los muros descubre el exterior de Barcelona, el Art Noveau, estilo que asimila y funde posteriormente pero que no llega a ser un referente en su obra.
Durante la estadía en Sarriá obtiene los primeros premios durante los cursos 1904-5 y 1905-6 asombrando a sus maestros tanto por su genial aprendizaje como por su obra "no academicista". La estancia en el colegio costaba 30 pesetas mensuales, que al segundo mes Asorey pudo pagar de su bolsillo pues ya recibía numerosos encargos. Al tercer mes compró unas gubias que siguió conservando el resto de su vida Al segundo año tenía a su cargo una clase de alumnos que sobrepasaban con mucho su edad. Esto hace que a los 17 años sea nombrado profesor de dibujo en el colegio de los salesianos en Baracaldo. Allí conoció al también escultor don Miguel Rúa, que le llamaba siempre "petit artiste" porque su habilidad contrastaba con sus pocos años.
Aquí se produce su independencia del aprendizaje académico llegando a formar su propio taller con dos escultores vascos, Julio Beobide y Juan Guraya, marcando un antes y un después en la forma de policromar la madera. Mucho se ha hablado de la "escuela vasca" en este sentido, pero Asorey es el primero en policromar la madera sin tratarla antes, aprovechando sus vetas, su resina, su labra... para crear un efecto pictórico único. Para ello creba una especie de martillos con puntas con las que golpeaba la madera dándole un relieve especial; luego aplicaba directamente la pintura y ,una vez seca, la raspaba donde le intereseba que la madera se viese más, creando un efecto equivalente a las veladuras en pintura. Es también el primero que se atreve a incluir elementos metálicos tales como puntas en la escultura, para crear efectos de relieve, de luz, e incluso simbólicos. Este taller es tremendamente dinámico y recibe infinidad de encargos, suponiendo la toma de contacto con el costumbrismo vasco.
De Bilbao pasó a Madrid para cumplir el servicio militar y buscando la meca del arte español, pues tenía el convencimiento de que allí conocería a grandes artistas y aprendería lo mejor de cada uno. Trabaja con el escultor Cruz Martir y se gana la vida haciendo reproducciones y encargos. Es fundamental la toma de contacto con la generación de artistas del momento, sobre todo con Julio Romero de Torres, pues ambos se alojaban en la misma pensión y traban una gran amistad. A través de él el costumbrismo vasco se adapta a otras regiones de España y Asorey amplía su temática en obras que nada tienen que ver conceptualmente con el "costumbrismo galaico"